GESTIÓN EMOCIONAL
La gestión de las emociones en el cáncer de mama: tercera “clave de vida”
El impacto que las emociones tienen en nuestro organismo supera lo meramente psicológico o espiritual.
Por un lado recibir un diagnóstico de cáncer de mama es un evento que cambia la vida y que puede desencadenar una avalancha de emociones. Por otro lado empezamos a entender como las emociones intervienen en los procesos inmunes del organismo y su implicación en la generación de tumores.
Las emociones juegan un papel crucial en el proceso de diagnóstico, tratamiento y recuperación del cáncer de mama, y es esencial comprender cómo estas emociones pueden influir en la salud general de la persona. Aprender a gestionar el miedo el estrés y la ansiedad se convierte en una “clave de vida”
El diagnóstico y sus repercusiones emocionales
El miedo, la ansiedad, la tristeza y la incertidumbre son algunas de las primeras reacciones que muchas personas experimentan. Este período inicial suele ser estresante debido al desconocimiento sobre el discurrir del proceso, a la aceptación de la realidad del diagnóstico ya las decisiones medicas que hay que tomar.
La espera de resultados, las numerosas pruebas, el miedo a ¿qué me va a pasar?, ¿porque me ha pasado esto?, ¿qué tengo que hacer?. Los pensamientos sobre el futuro, la posibilidad de que “se caiga el pelo”, y la preocupación por la supervivencia pueden generar un gran ansiedad.
Tener herramientas para afrontar los miedos es vital durante esta etapa. El apoyo de los familiares, amigos y profesionales de la salud mental es vital para ayudar a manejar estas emociones.
El tratamiento y la batalla emocional
El tratamiento del cáncer de mama a menudo implica una combinación de cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia hormonal y terapias dirigidas. Cada uno de estos tratamientos tiene sus posibles complicaciones y secuelas tanto físicos como emocionales.
La quimioterapia, por ejemplo, puede causar fatiga, náuseas, pérdida de cabello, alteraciones sensitivas… Estos efectos físicos pueden llevar a sentimientos de desesperanza y depresión. La caída del cabello, en particular, es uno de los aspectos que más preocupa a las pacientes y que puede afectar la autoestima y la imagen corporal.
La radioterapia y la cirugía también pueden tener consecuencias emocionales. La cirugía puede implicar alteraciones anatómicas y estéticas que pueden afectar a la autoimagen y la feminidad. La radioterapia puede causar fatiga y cambios en la piel, lo que puede generar frustración y desánimo.
La importancia del apoyo emocional
El apoyo emocional es fundamental en este proceso. Las personas que cuentan con una red de apoyo sólida suelen enfrentar mejor los desafíos emocionales de esta enfermedad. Es importante que la persona pueda expresar sus sentimientos y encontrar herramientas que les ayuden a afrontarlos. Por eso es importante contar con ayuda, ya sean grupos de apoyo, asesoramiento psicológico o terapia individual. Aprender a manejar el estrés a través de diferentes métodos como la psicología, la meditación, el mindfulness, ejercicios respiratorios o terapias de tipo cognitivo-conductual puede ayudar a reducir la ansiedad y la depresión.
La recuperación y el bienestar emocional
Una vez que el tratamiento activo ha terminado, Pasar de ser de una «paciente de cáncer» a una «superviviente de cáncer» suele ser un proceso complicado. Es como el despertar de un proceso que no te deja ni pensar para empezar a ser conscientes de lo que ha pasado. La preocupación por “ y si vuelve de nuevo”, los cambios en el cuerpo y la identidad, y la integración de la experiencia del cáncer en la vida diaria son aspectos que deben ser abordados.
El miedo a la recurrencia es una de las preocupaciones más comunes entre las supervivientes de cáncer de mama. Esta ansiedad puede persistir durante años después del tratamiento y puede afectar la calidad de vida. Sobre todo se intensifican cada vez que la paciente ha de realizarse un control medico. Las técnicas de manejo del estrés y el apoyo continuo son esenciales para ayudar a las personas a manejar estos sentimientos.
El impacto positivo de la resiliencia
A pesar de los desafíos emocionales que el cáncer de mama puede presentar, muchas personas también descubren una gran “resiliencia” y fortaleza interna. La resiliencia se refiere a la capacidad que tenemos las personas para de adaptarnos y recuperarnos ante la adversidad y el trauma. Esta capacidad no significa que las personas no experimenten dificultades o angustia, sino que poseen o desarrollan herramientas para manejarlas y continuar adelante.
La experiencia del cáncer puede llevar a un crecimiento personal significativo, una reevaluación de las prioridades y un mayor aprecio por la vida.
Las personas resilientes tienden a tener una visión más optimista, a buscar apoyo cuando lo necesitan y a encontrar significado en sus experiencias. Fomentar la resiliencia a través del apoyo emocional y la intervención psicológica puede tener un impacto positivo duradero en la vida de las personas que han enfrentado el cáncer de mama.
La importancia de la gestión de las emociones y la inmunidad
Cuando experimentamos emociones intensas como estrés crónico, ansiedad, miedo, o tristeza profunda el cuerpo libera hormonas como el cortisol, que. aunque son útiles para reaccionar a determinadas amenazas, si se mantiene alto durante gran tiempo, acaban disminuyendo las funciones del sistema inmune. Se reducen las defensas, aumenta la inflamación del organismo y los tejidos, y disminuye la producción de glóbulos blancos y otras células que ayudan a defendernos.
Por el contrario, todo lo que ayuda a reducir el estrés, ayuda a equilibrar y a reponer el sistema inmunológico.
Las emociones mal gestionadas nos desbordan y debilitan el sistema inmune y al organismo en general. Por eso es tan importante mantener una mente en calma, intentando gestionar los miedos y el estrés para mantener nuestro sistema inmune intacto. Esto es muy importante para prevenir la aparición de enfermedades y tumores, pero lo es también una vez diagnosticado y tras los tratamientos.
Mantener un sistema inmune adecuado y un entorno sin inflamación es fundamental para prevenir recaídas, acelerar la recuperación y mejorar la calidad de vida y una buena gestión de nuestras emociones nos ayudan a conseguirlo
Técnicas y ejercicios que ayudan en la gestión emocional
A continuación te enumeramos algunos ejemplos de actuaciones que puedes hacer para mejora el estrés o la ansiedad.
- Mindfulness o atención plena
- Movimiento corporal consciente (yoga, taichi, chikung)
- Reestructuración cognitiva
- Escritura emocional
- Respiración consciente o diafragmática
Conclusión
Cualquier actuación que nos dé herramientas para poder manejar la situación a la que nos enfrentamos, ayuda, no solo a superar mejor el proceso, sino a prevenir recaídas y mejorar nuestra salud.
Comprender y abordar estas emociones, junto con el apoyo emocional adecuado, puede mejorar la calidad de vida de las pacientes con cáncer de mama.
La resiliencia y el apoyo continuo son esenciales para gestionar y fluir por los desafíos emocionales y encontrar un camino hacia la curación y el bienestar.