EJERCICIO Y CÁNCER DE MAMA
El ejercicio físico como “ clave de vida” para las pacientes con cáncer de mama.
El ejercicio físico ha sido ampliamente estudiado y los numerosos beneficios para la salud son bien conocidos. En el contexto del cáncer de mama, la investigación ha mostrado resultados prometedores en cuanto a la prevención, el tratamiento y la recuperación. La evidencia apunta a que las personas que practican ejercicio regularmente pueden tener una mejor respuesta al tratamiento y una mayor probabilidad de recuperación, mejorando la supervivencia y la calidad de vida de estas pacientes.
Beneficios del ejercicio físico en el cáncer de mama
Mejora la salud cardiovascular. El ejercicio físico mejora la salud cardiovascular a través de varios mecanismos importantes. Aumenta la capacidad del corazón para bombear sangre de manera más eficiente, lo que provoca una mejor circulación y una mejor oxigenación de los tejidos. Este proceso de mejora de la función cardíaca y vascular es fundamental para mantener un cuerpo saludable y capaz de resistir mejor los tratamientos.
Mejora de la fuerza muscular. Durante el tratamiento del cáncer, las pacientes suelen experimentar fatiga, reducción de la actividad física, y cambios metabólicos. La quimioterapia y la radioterapia pueden alterar el metabolismo de las proteínas provocando una degradación de los músculos, Además, el tratamiento hormonal, que es frecuente en cáncer de mama, puede reducir los niveles de estrógenos, una hormona que desempeña un papel clave en el mantenimiento de la masa muscular. La inflamación crónica también es un factor importante. El cáncer y sus tratamientos pueden causar una respuesta inflamatoria sostenida en el cuerpo, lo que a su vez promueve la degradación de las fibras musculares y dificulta su regeneración. Todo esto se ve empeorado por la disminución de la actividad física. Por eso para las pacientes, es vital contrarrestar estos efectos mediante el fortalecimiento muscular.
El ejercicio provoca:
- Prevención de la atrofia muscular mediante la estimulación de la síntesis de proteínas musculares.
- Adaptación fisiológica que aumenta la masa muscular y la fuerza. A través de la contracción repetida de los músculos durante actividades como el levantamiento de pesas, ejercicios aeróbicos y ejercicios de resistencia. Estos movimientos repetitivos originan pequeñas roturas en las fibras musculares, que, al repararse, se vuelven más fuertes y gruesas.
- Estimula la producción de proteínas y hormonas esenciales para el crecimiento muscular, como la testosterona y la hormona del crecimiento.
- Mejora el funcionamiento general del cuerpo, lo que facilita la realización de actividades diarias y permite una mayor independencia física. Por otra parte, en las pacientes con cáncer de mama se produce una pérdida de masa muscular por varios factores.
- Mejora la postura y el equilibrio. Una mayor fuerza muscular contribuye a una mejor postura y equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas y lesiones, que pueden ser especialmente peligrosas durante periodos de recuperación.
- Mejora la autoestima. El fortalecimiento muscular tiene un impacto positivo en la autoestima y el bienestar emocional. Sentirse físicamente más fuerte puede traducirse en una mayor confianza y un sentido de control sobre el propio cuerpo, aspectos críticos para la salud mental durante el tratamiento del cáncer.
Prevención de la pérdida de masa ósea en el cáncer de mama
La disminución de la densidad ósea, es un problema común en pacientes con cáncer de mama por varios motivos.
- La quimioterapia puede reducir la producción de estrógenos, una hormona que es fundamental para mantener la densidad del hueso. Los medicamentos utilizados en el tratamiento del cáncer de mama, como los inhibidores de la aromatasa, disminuyen los niveles de estrógenos. Los estrógenos ayudan a conservar el calcio en los huesos y a prevenir su debilitamiento por lo que su disminución, tanto por los tratamientos como, por la menopausia provocan una salida del calcio del hueso y su debilitamiento.
- La falta de actividad física, común durante el tratamiento debido a la fatiga y otros efectos secundarios, también juega un papel en la pérdida de masa ósea.
- La inflamación crónica asociada con el cáncer y sus tratamientos puede acelerar la degradación del hueso , dificultando su regeneración y fortalecimiento.
El ejercicio físico desempeña un papel crucial en la mejora de la salud ósea en pacientes con cáncer de mama.
- Contribuye a conservar el calcio en los huesos y a prevenir su debilitamiento El ejercicio de resistencia es especialmente útil para prevenir la pérdida de masa ósea. Esta forma de actividad.
- El ejercicio de carga envía señales a los huesos para que generen más tejido óseo y prevenir la pérdida de densidad del hueso. Además, el ejercicio
- Favorece la regeneración y el fortalecimiento del hueso al mejorar la circulación sanguínea.
- Contrarresta los efectos negativos de los tratamientos, promoviendo una mejor recuperación y mantenimiento de la densidad ósea.
Integrar el ejercicio físico en el tratamiento de cáncer de mama ayuda a prevenir la osteopenia y la osteoporosis.
Reducción de la inflamación
El ejercicio ayuda a reducir los niveles de inflamación en el cuerpo, lo cual es importante dado que la inflamación crónica se ha asociado con el desarrollo y la progresión del cáncer de mama. El sistema muscular puede actuar como un potente sistema antiinflamatorio.
El ejercicio físico:
- El músculo esquelético durante el ejercicio físico, secreta unas proteínas llamadas miocinas. Las miocinas liberadas durante y después del ejercicio por las fibras musculares puede ejercer efectos antiinflamatorios. Esta reducción de la inflamación es especialmente útil en las pacientes con cáncer de mama, ya que la inflamación crónica está vinculada con la progresión de la enfermedad.
- Facilita la eliminación de sustancias proinflamatorias y promoviendo un entorno interno más saludable La actividad física mejora la circulación sanguínea,.
La integración del ejercicio como parte del tratamiento contra el cáncer de mama no solo mejora la condición física y emocional de las pacientes, sino que también actúa directamente sobre el mecanismo inflamatorio, ofreciendo una defensa adicional contra la enfermedad.
Mejora del sistema inmunológico
El ejercicio físico ha demostrado tener un efecto positivo en el sistema inmunológico. Parece demostrado que la actividad física regular puede:
- Provoca un aumento de la cantidad y actividad de varias células inmunitarias, tales como los linfocitos y los macrófagos. Estas células son fundamentales en la identificación y destrucción de las células cancerígenas. Aumentando las defensas naturales del organismo.
- Mejora el transporte de las células inmunitarias a diferentes partes del cuerpo. Esta mayor circulación permite que se realice una mejor vigilancia inmunológica, ya que las células inmunitarias pueden detectar y atacar más rápidamente a las células alteradas.
- La actividad física ayuda a contrarrestar los efectos negativo de los tratamiento El ejercicio físico moderado, realizado de manera regular en programas de entrenamiento aeróbico o de resistencia, puede disminuir la bajada de defensas que producen los tratamiento para el cáncer como la quimioterapia y la radioterapia, ayudando a una recuperación más rápida y una respuesta inmune más fuerte.
- El ejercicio reduce los niveles de estrés, lo cual también es bueno para el sistema inmunológico. El estrés crónico tiene un efecto devastador sobre el sistema inmune suprimiendo muchas de sus funciones. El ejercicio regular libera gran cantidad de endorfinas y otras hormonas como el cortisol, mejorando el estado de ánimo y reduciendo ;el estrés, creando un entorno más favorable para que el sistema inmune funcione adecuadamente.
En conclusión, el ejercicio físico puede ayudar al cuerpo a combatir las células cancerígenas de manera mucho más efectiva y permite al organismo resistir mejor el avance del cáncer, responder a los tratamientos y ayudar a la recuperación tras el tratamiento.
Regulación de las hormonas
El ejercicio puede reducir los niveles de estrógeno y otras hormonas relacionadas con el cáncer de mama. Un menor nivel de estas hormonas puede disminuir el riesgo de desarrollo y recurrencia del cáncer.
Reducción de la insulina y los factores de crecimiento
La actividad física puede disminuir la insulina y los factores de crecimiento similares a la insulina (IGF), que están implicados en el crecimiento y la proliferación de las células cancerígenas.
Control del peso
El ejercicio contribuye al mantenimiento de un peso saludable, lo que es significativo porque la obesidad se ha identificado como un factor de riesgo para el cáncer de mama.
Mejora del estado anímico
El ejercicio libera endorfinas, las cuales mejoran el estado de ánimo y pueden ayudar a combatir la depresión y la ansiedad, condiciones comunes en pacientes con cáncer de mama.
Tipos de ejercicio: El ejercicio físico oncológico
El ejercicio físico oncológico es “aquel ejercicio pautado y controlado por un profesional que pretende reducir o prevenir los efectos secundarios de los tratamientos de forma individualizada y que por sus efectos globales mejoran la salud, la calidad de vida y la supervivencia de las pacientes”. (Geicam).
Diversos tipos de ejercicio pueden ser beneficiosos para las personas con cáncer de mama. Según los estudios científicos, los siguientes tipos de ejercicio son los más recomendados:
Ejercicio aeróbico
Actividades como:
- Caminar rápido
- Correr o trotar
- Nadar
- Montar en bicicleta (estática o al aire libre)
- Bailar (zumba, salsa, hip hop…)
- Clases de Aerobic
- Saltar la cuerda
- Patinaje
- Senderismo
- Maquinas de cardio, como la Elíptica.
- Body pump: Ejercicio de resistencia y fuerza muscular combinado con trabajo aeróbico y cardiovascular.
- Aquagym
- Aunque es principalmente aeróbico
- también trabaja la fuerza y la resistencia muscular.,
- es de bajo impacto y
- mejora la flexibilidad y el equilibrio
- Remo
Aunque es un ejercicio aeróbico también trabaja fuerza, especialmente en la espalda, brazos, piernas y core. Entre los beneficios del remo están:
- Fortalece la parte superior del cuerpo
- Ayuda a recuperar la movilidad del hombro y el brazo
- Mejora la postura
- Favorece la circulación
- Reduce el estrés y mejora el estado de ánimo
- Incrementa la resistencia muscular
Aumentan la frecuencia cardíaca y mejoran la capacidad pulmonar. El ejercicio aeróbico es efectivo para mejorar la condición cardiovascular y el estado de ánimo.
Ejercicio de resistencia o de fuerza
El ejercicio de resistencia o ejercicio de fuerza. Ayudan a aumentar la fuerza muscular y la resistencia. El ejercicio de fuerza se centra en el desarrollo muscular e incluye actividades como:
- Entrenamiento con pesas
- Bandas elásticas o de resistencia
- Trabajo isométrico como planchas o sentadillas,
- Máquinas de fuerza, específicas para diferentes grupos musculares
- Entrenamiento de alta intensidad con el propio peso corporal.
- Entrenamiento en suspensión (como el TRX)
- Entrenamiento funcional: combina fuerza, resistencia, equilibrio y coordinación. Por eso es tan completo. Se enfoca en movimientos naturales del cuerpo como empujar, tirar, saltar, girar…
Este tipo de ejercicio es beneficioso para mejorar la salud metabólica, aumentar la masa muscular y reducir la grasa corporal. La inclusión de ejercicios de fuerza en la rutina de las pacientes con cáncer de mama puede contribuir significativamente a su recuperación y bienestar general, ayudándolas a mantener un peso saludable, mejorar su función física y aumentar su energía y vitalidad.
Ejercicio de flexibilidad y equilibrio
El yoga , el Chikung, el tai-chi y los ejercicios de estiramiento mejoran la flexibilidad y el rango de movimiento, lo cual puede ser beneficioso para reducir el dolor y la rigidez asociados con el tratamiento del cáncer de mama. Las actividades que mejoran el equilibrio pueden ser especialmente útiles para las personas mayores o aquellas que han experimentado pérdida de equilibrio debido al tratamiento.
YOGA
- tiene beneficios físicos y emocionales
- Mejora la movilidad, resulta especialmente en hombros y brazos después de la cirugía o la radioterapia.
- Disminuye la rigidez muscular y articular
- Aumenta la fuerza y la flexibilidad, sobre todo por las contracciones isométricas suaves de los grupos musculares.
- Reduce el dolor y la tensión corporal
- Favorece la circulación linfática ayudando en la prevención del linfedema
- Ayuda al control del peso corporal.
- Mejora la respiración
- Favorece la autoestima y la aceptación del cuerpo
CHIKUNG
- Mejora la circulación
- Fortalece el sistema inmune
- Aumenta la flexibilidad y el rango de movimiento
- Reduce el dolor y el estrés
- Favorece la eliminación de radicales libres y desechos del cuerpo
- Promueve la conexión mente-cuerpo y la sensación de bienestar mejorando también la calidad del sueño
- Fomenta la concentración y la conciencia plena
TAICHI
- Mejora la flexibilidad y el equilibrio
- Fortalece los músculos
- Mejora la circulación sanguínea y linfática (lo cual es muy útil para prevenir el linfedema).
- Ayuda a controlar el dolor
- Mejora la movilidad, lo cual es muy útil a nivel del hombro
- Reduce el estrés y la ansiedad
- Mejora la respiración
- Aumenta la concentración y la conciencia corporal
Conclusión
El ejercicio físico ofrece numerosos beneficios para las personas con cáncer de mama, tanto en la prevención como en el tratamiento y la recuperación. En el programa que ha de ser individualizado y adaptado a las características de cada paciente, se deben incluir ejercicios de tipo aeróbico, de resistencia, flexibilidad y equilibrio. La regulación hormonal, la reducción de la insulina y la mejora del sistema inmunológico, subrayan la importancia de la actividad física en la lucha contra esta enfermedad. Los estudios científicos continúan destacando el papel vital del ejercicio en la mejora de la calidad de vida y el pronóstico para las mujeres con cáncer de mama.
No podemos olvidar que para que la actividad física en las pacientes con cáncer de mama sea una “clave de vida” y poder conseguir los objetivos de mejora ha de ser adecuado y debe ser supervisado y programado por un profesional que debe adaptar los ejercicios y la progresión de los mismos de forma individual según las características de cada paciente.