FACTORES DE RIESGO
Un «factor de riesgo» es todo aquello que aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
El cáncer de mama es una de las formas más comunes de cáncer en las mujeres. Su incidencia está aumentando en todo el mundo, especialmente en mujeres jóvenes. Tradicionalmente, se pensaba que el cáncer de mama tenía una causa genética/hereditaria que favorecía su aparición. Pero esto SÓLO ocurre en un 5% de todos los casos.
Por otra parte, tener un factor de riesgo no es suficiente para que se desarrolle la enfermedad. En la mayor parte de los casos aparece como consecuencia de varias causas a la vez, y en más del 50% de los casos de cáncer de mama no se encuentra ningún factor de riesgo.
Muchos de estos factores de riesgo escapan a nuestro control. Por ejemplo, la edad, los antecedentes familiares… Pero existen algunos que sí puedes controlar: el peso, la actividad física, el estrés, el consumo de tóxicos (alcohol, tabaco…)
Parece por una parte el cambio social hacia unos estilos de vida donde el consumo de alcohol, azucares, harinas refinadas, grasas animales, o aceites como el de palma han aumentado de forma generalizada en las últimas décadas. Además, no solo importa el tipo de producto, sino su producción. Por ejemplo, el cambio en la alimentación del ganado dónde el pastoreo se ha sustituido por grano ha cambiado la composición de la grasa animal a peor. El modelo de cultivo intensivo orientado a la alta producción antes que a la alta calidad y el uso masivo de fertilizantes y pesticidas sintéticos ha reducido la presencia de nutrientes y ha dejado residuos que contribuyen a una mala alimentación. La ingesta baja de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), fibra y vitaminas (como folato, vitamina D y carotenoides), poca actividad física y grasa corporal, podría actuar desde la infancia y la adolescencia hasta la edad adulta.
El desarrollo de cáncer de mama, pues, está influenciado por una combinación de factores genéticos, hormonales, ambientales y de estilo de vida.
Factores de riesgo genéticos
Historia familiar y mutaciones genéticas
Las mujeres que tienen familiares de primer grado (madre, hermana, hija) con cáncer de mama a una edad temprana (por debajo de los 35 años) presentan un riesgo elevado. Este riesgo aumenta cuando hay varios familiares.
Cuando esto ocurre y se intuye un posible riesgo genético es recomendable realizar un test de sangre para determinar si dichos tumores están favorecidos por una mutación en los genes que se transmiten de forma hereditaria.
Las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 son las más conocidas por su asociación con un mayor riesgo de cáncer de mama. Las mujeres portadoras de estas mutaciones tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar cáncer de mama y ovario a lo largo de su vida.
Factores de riesgo hormonales
El papel de la exposición a las hormonas es controvertido. Hay estudios.
Parece que empezar a menstruar en una edad temprana (antes de los 12 años) y entrar en la menopausia en una edad avanzada (después de los 55 años) puede ser un factor que favorezca el desarrollo de un cáncer de mama.
La exposición a los estrógenos (hormona) durante períodos prolongados ininterrumpidos es controvertido ya que algunos estudios apuntan a que podría aumentar el riesgo en determinadas mujeres.
El uso prolongado de terapia hormonal sustitutiva (THS), especialmente combinada (estrógeno y progestina), se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de mama.
El uso de anticonceptivos orales (pastillas anticonceptivas) parece aumentar levemente el riesgo de desarrollar cáncer de mama, pero solo durante un período limitado.
También la exposición a estrógenos en el ambiente (por ejemplo, las hormonas presentes en la carne o los pesticidas como el DDT, los cuales producen sustancias similares al estrógeno cuando son absorbidos por el cuerpo.
Por el contrario, El embarazo y la lactancia reducen la cantidad total de ciclos menstruales en la vida de una mujer, y esto parece reducir el riesgo de cáncer de mama en el futuro.
Aunque todos estos factores parecen tener una influencia no hay ninguno que sea determinante.
Factores de riesgo ambientales y de estilo de vida
Obesidad y peso corporal
La obesidad y el sobrepeso, especialmente después en la menopausia, se asocia con un mayor riesgo de cáncer de mama. El exceso de tejido graso puede aumentar los niveles de estrógenos, lo que puede estimular el crecimiento de células cancerosas en la mama. Siendo uno de los factores relacionados de forma más directa.
Consumo de alcohol
El consumo de alcohol está relacionado con un aumento del riesgo de padecer un tumor, entre ellos el cáncer de mama. Cuanto mayor es el consumo, mayor es el riesgo.
Exposición a radiación
La exposición a radiación ionizante, especialmente a una edad temprana, puede aumentar el riesgo de cáncer de mama. Las mujeres que han recibido tratamiento con radioterapia en el área del pecho, por ejemplo, para el tratamiento de linfoma de Hodgkin, tienen un riesgo elevado.
Actividad física
Uno de los factores más importantes a la hora de reducir el riesgo de cáncer de mama, y más estudiado en los últimos años, parece ser la actividad física regular. Aunque se necesita cierta cantidad de horas y no todo el ejercicio tiene la misma influencia, se recomienda al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio vigoroso a la semana, para mantener una salud óptima y reducir el riesgo de diversos tipos de cáncer, incluido el de mama.
Inflamación crónica y estados proinflamatorios
La inflamación crónica y el cáncer están estrechamente relacionados. La inflamación crónica puede crear un microambiente aumentando la susceptibilidad a la transformación maligna de las células.
La inflamación es una respuesta natural del cuerpo para eliminar agentes nocivos como bacterias, virus, traumatismos… y reparar el tejido dañado. Sin embargo, cuando esta respuesta inflamatoria se alarga en el tiempo, es decir, se vuelve crónica, puede tener consecuencias desfavorables para el cuerpo. A veces no se sabe bien porque se alarga dicha inflamación.
La inflamación crónica puede ser causada por infecciones que no desaparecen, por reacciones inmunitarias anormales a los tejidos normales o por estados como la obesidad o el estrés crónico. Una alimentación inadecuada, el abuso de tóxicos o la falta de actividad física también puede crear entornos proinflamatorios o inflamatorios crónicos.
Con el tiempo, la inflamación crónica puede causar daño al ADN y llevar al cáncer.
Conclusión
En el desarrollo del cáncer de mama, probablemente participen una gran variedad de factores de riesgo . La adopción de un estilo de vida saludable, la realización de exámenes periódicos y la consulta médica especializada son medidas clave para la detección precoz y la reducción del riesgo de padecer cáncer de mama.